miércoles, 26 de marzo de 2008

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En ultima instancia, las cartas. Si, eso. Las cartas son el testimonio. Lo seguro es que Gella no se va a acordar de la relacion, las vueltas, los conflictos que tenian. Ella las guardaba religiosamente. En cambio Victor se las comia despues de haberlas leido una o dos veces. Las hacia un bollo y se acercaba a la rivera de la avenida Callao. Miraba como estaba la corriente de autos y colectivos, y cuando veia que largaban en carrera, la arrojaba en medio de esa turba metalica y esperaba que alguno la pise, distraido, con sus ruedas. SI era un colectivo, mucho mejor. Los colectivos pisan muchas cosas con las ruedas, demasiadas. Y si el viento soplaba a barlovento, quiza el colectivo se la lleve puesta hasta Retiro o al mas alla.
Gella las guardaba religiosamente. Se aferraba a ellas como si hubieran sido un momento para conservar en el corazon, en el cual Victor realmente habia creido que algo era posible, algo estable entre los dos, una carta solida, una carta ladrillo. Y esos eran los testimonios. Los cadaveres de la relacion, los que permanecerian intactos, en una caja, seguro perfumada y esas cosas gelleanas. Y en varios anos, cuando Victor ya no existiese, cuando de una vez por todas haya pasado a mejor vida, no sea otra cosa que ficcion entre los vivientes que lo recordaban, las cartas estarian. Dirian que dias felices aquellosm mira lo que pasaba, lo que haciamos. Y ella recurriria a algunas notas al pie de las cartas como Victor vino a casa punto tomamos mate punto me escondio esta carta en la almohada punto etcetera. Y asi Gella seguiria prendida de su hilo que la conducia por algun camino que ella se habia construido y que no podia [lease queria] salir. Y Victor, muy lejos, por otro hilo conductor muy distinto, uno que se habia creado el, y que seguiria porque asi lo queria, a veces olvidandose un poco, dejandolo de lado como un chico que ya no juega con su viejo juguete de toda la vida, hasta que mas tarde se acuerda de el y lo retoma como una reliquia de los tiempos de mozo. Que no pase, no se demore, usted. Una temporada de vacaciones no son tres anos en la isla de Circe. Volver a casa, pero no aquella, sino a la que penso el. Las vueltas a casa deben ser una resignacion del presente y la aceptacion del pasado como unico modo de vida feliz. La cristalizacion de los nostalgicos. La nueva casa debera ser muy distinta a eso. Mas una especie de meta que de vuelta al punto de partida. A correr, piensa y se larga a correr por la calle hasta su cuarto, descanza en paz, maldito infeliz.

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