miércoles, 26 de marzo de 2008

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El sistema de las cartas habia sido creado por Gella de manera accidental, sin ninguna premeditacion al respecto. Luego de ese primer papel, de ese dia en que le entrego el bollito escondido en algun lugar de la campera de Victor, inicio una nueva forma de comunicacion entre ellos.
Desde un principio, se habia trazado una de las cuestiones fundamentales al colocar ese papelito con garabatos gelleanos en el riesgoso conturon de la campera de Victor, de manera que quedo colgando a punto de caerse en cualquier momento y lugar con el minimo movimiento brusco. Pero el hecho es que no se cayo y paso inadvertida durante un cierto tiempo, una semana despues, hasta que Victor se volvio a poner la misma campera a los efectos de un frio interrumpido. Pero no era la misma, ahora tenia un papel enganchado; como habia llegado ahi, desde cuando estaba, quien lo habia puesto, esa clase de preguntas que se responden con la palabra Gella. Y en el momento de pegar el manotazo para tomarla entre las manos de dormido –utilizandola a falta de un salto de cama –se habia dejado traslucir que en la espalda habia algo que era extrano, definitivamente no estaba ahi antes, no pertenecia a los accesorios propios de una campera como se la conoce; en ese estado cuasi-onirico, en donde las barreras de lo conciente e inconciente se liman lo mas posible, Victor culpo primeramente a ciertas ratas, luego a unos duendes, y eran ellos los que habian colocado eso ahi, para finalmente pensar algo mucho peor, duendes montados en ratas, que ademas dejaban cartas amenazadoras a Victor, inquiriendole que deje la habitacion de Rodriguez Pena. Pero una vez despejado, ya con un cigarrillo en la boca, las letras, los dibujitos, la cursileria al por mayor hablaba de otra cosa, no comentaba acerca de la amenaza de seres solo existentes en suenos victinianos, sino en lo peor: Gella escribiendo una carta. Ademas, al pie de la letra, decia: “Firmado (y esta palabra tambien estaba escrita) Gella”, y no creia conocer a ningun otra Gella ni habia posibilidad de que exista otra en toda la ciudad.
Lo particular en este tipo de cartas, desde la primera, sabiendo de quien venian, era que no tenian el mismo trato de cara a cara, la mayor parte era una exageracion un tanto grotesca de algunas cosas que pasaban entre ellos, no habia un minimo de sinceridad o intension de comunicar nuevas noticias, informes acerca de la situacion o cosa parecida, como se esperaba en cualquier tipo de epistola. Si de a poco iban incursionando en los juegos que llenaban los espacios vacios, las cartas no estaban excentas de esto. Quiza en la primera carta no habia notado bien esta cuestion; se habia concentrado, en el medio de transporte, mas que nada. Pero por suerte o desgracia, hubo una segunda, y luego una tercera, y la que le siguio, hasta inaugurar todo un nuevo sistema de comunicacion entre los dos, que Victor comenzaba a hacer uso y tomar el gusto.
A medida que Gella iba siendo abuso del sistema (y Victor, no excento de esto, siguiendola y respondiendole cada una de ellas, siempre que llegaran a su mano), se fueron determinando el tema, el estilo, y sobre todo, ese bovarismo intachable que Gella explotaba al maximo. Si en su vida hubiera leido a Flaubert, lo hubiera considerado todo un genio, hubiera sido una foto en su pared a quien adorar, no porque lo pensase de la manera que lo hacia Victor, sino desde la figura de un pader atento y comprensivo, capaz de fijarse en los detalles de una mujer creada (Gella seria su hija), con los patrones netamente gelleanos de mujer coherente en la incoherencia. Pero no, Gella no habia leido jamas a Flaubert, en esta situacion, el caso de Gella solo contribuia a engrandecer a una creacion exactamente construida, que mas alla de los anos y las distancias, todavia se podian encontrar ejemplares de ese estilo sin el conocimiento alfuna de la obra del genio frances.
La unica cuestion que se habia presentado como problema a Victor con respecto al tema de las cartas, luego de aceptarlas y adoptar como propio el metodo, fue que Gellam en lugar de recurrir a los lugares seguros de medio de transporte de una carta, seguia elligiendo aquellos lugares riesgosos en los cuales el papel cuidadosamente escondido, podia no llegar jamas a las manos de destinatario. Pero luego de estudios minuciosos, Victor entendio que el nivel de riesgo en el que la carta era escondida dependia de las intensiones de ella que la carta llegue a destino seguro, a las manos de Victor. Los deseos de que la carta sea leido por Victor era directamente proporcional a la seguridad del medio. Si queria escribirle algo y tenia intensiones de que Victor se entere, elegia un bolsillo del saco o algun lugar a salvo dentro de su bolso, en algunos casos, dentro del zapato. Pero si preferia por alguna consideracion que eso que le habia escrito no le conformaba y preferia que tal vez se pierda en el camino, entonces colocaba el papel en lugares con poca probabilidad de que alguna evz sean leidos por Victor. Con mas estudios que iba realizando para entender la retorcida personalidad de un ser tan gelleano, Victor determino que lo que ella queria era deshacerse de toda responsabilidad a partir de que ella colocaba el ultimo punto y soltaba la lapicera. Lo demas, dependia de fuerzas extranas siempre ajenas a ella. Preferia pensar que habia matices al escribir una carta sencilla y no en la cortamte determinacion de un si o un no, de algo bueno o algo decididamente malo, que la carta llegara o quedase en el camino, en una vereda pisada por todos los pasos o en las manos tibias de Victor. Ella buscaba que llegue mas o menos, o por lo menos no tener jamas la certeza de que el papel habia llegado, con un compromiso de lectura y contestacion, siempre amargos.
Aqui es donde a Victor se le planteaba una nueva situacion. Pensando un poco mas en el tema, dandole las vueltas necesarias que habia que darle, y a los efectos de las experiencias recogidas luego de las visitas realizadas a la casa de Gella posteriores a las primeras cartas, supo que ella no era para nada buena disimuladora. Era facil notar cuando ella esperaba cierta respuesta en gestos del rostro de Victor, una mueca de ternura o erotismo al verla de nuevo, con nuevos ojos, luego de haber leido esa carta que le cambiaria la manera de verla. Ella siempre hacia gestos con la boca y las cejas. Era inevitable pesar que cuando recurria a estos gestos, era porque la vez anterior que la habia visto, ella le habia escondido una carta. Bastantes veces, a partir de la falta de disimulo de Gella, pudo comprobar que muchas de las cartas que ella insinuaba haberle mandado, jamas habian llegado. Algo que sabia Gella, el jamas podia saber. Jamas preguntarle, eso era un supuesto. Que hacer cuando el horizonte de los ojos divisaban un fruncimiento del ceno y un mirar a traves de los pelos que ella misma intensionalmente se colocaba en la cara para que le tape un poco el rostro y mirarlo a traves de ellos? Simplemente no habia respuestas. Las cartas estaban surtiendo un efecto contrario al de la comunicacion, que se suponia que debia ser a funcion de alguna carta, acortar las ditancias, juntar y compartir las emociones a traves de las palabras. Pero Victor, finalmente, se dio cuenta de que las cartas si habian tenido un efecto con el cual habian sido concebidas. Para llegar a todo esto que se habia planteado, habia tenido que hacer diversos recorridos, desenmaranar el hilo que Gella le habia dado hasta llegar a ella para encontrarse que de nuevo se habia perdido en el camino, y cuanto mas trataba de entenderla, mas confusas se ponian las cosas. Gella triunfaba nuevamente, se elevaba en silenciosa victoria, aunque jamas pudiera estar seguro de lo que eso significara, si Victor habia pasado unas cuantas horas de su hermoso tiempo tratando de encontrar alguna explicacion razonable a lo que ella planteaba como su embrollo. Pero ella igualmente se regocijaba.

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