miércoles, 26 de marzo de 2008

Amante, Primera Parte, Capítulo I;1

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Enumeración de un despertar



1. Y a levantarse una vez más, a sentir que no ha descansado, a salir al mundo a notar como todo ha cambiado.
2. Pero lo trágico del asunto es que la distancia que se siente al poner en vertical es terriblemente infranqueable con la horizontal.
3. De nada sirve intentarlo nuevamente.
4. El daño ya esta hecho.
5. Es esos días en que usted es arrancado de toda convicción de la realidad porque las más fuertes de las sensaciones e imágenes y más luminosos destinos se basaban en los terrenos pantanosos e inaprensibles.
6. Justo en el instante que todo va a acabar se propone disfrutarlo intensamente.
7. Demasiado tarde, amigo, nunca se va a ser capaz de sentirse en el lugar que le corresponde sin antes haber advertido que todo se desvanece.
8. Hay cosas que se le escapan de las manos y sería bueno que se de cuenta de cuales son las que pueden manejar y cuales preferibles que sigan su curso sin el menor disturbio.
9. Para ciertas cosas es bueno pensar que todo se acaba, detectar un fin cercano, aprovechar lo poco que queda de camino y largarse disfrutar del corto trecho restante.
10. Ahí tiene lugar la aceptación de lo negativo, de que la posibilidad de que todo se venga abajo sea inminente.
11. Pero jamás podrá soportar el advertir que la más creíble de las realidades, la incuestionable, pertenece a los dominios del inconciente. Usted quiere volver pero detrás solo hay confusión, algo poco nítido, incoherencias que se desvanecen cada vez más rápido.




12. En vano, todo lo que intente hacer para retener ese instante de satisfacción y paz, lo que usted se imagina no como la felicidad, sino como la comprobación empírica de que existe una y sus posibilidades de alcanzarla, es contraproducente; el despertar violento e indeseado, dejando la sensación de un nuevo y fatal nacimiento, esta vez más traumático que el primero porque se posee la conciencia plena de los sucesos.




13. E inmediatamente después, donde todo lo que usted cargaba sobre sí y había aceptado como verdadero, ahora va a tener que acarrearlo como falso, pensar que siempre ha sido falso y que todo no es un juego enroscado en el cual las realidades se mezclan, se entrecruzan todo el tiempo, la vigilia, los ensueños, la invención, las distorsiones de la mala memoria, todo lo que parece tener un lugar y un tiempo y un nombre propio, con una aparición alternada, sin saber que todo se enhebra despacio a través de pequeños agujeros llamados coincidencias, estableciendo una sola y larga acumulación (de lo que debería pensar que qué es usted sino toda esa maraña de sensaciones indigeribles).



14. En una posible mirada hacia lo anterior, usted vera que nada parece tener sentido, ya que lo que se llama realidad y se encuentra afuera de la ventana que da a la calle es tan inabarcable como todo lo que se sitúa comúnmente fuera de la realidad, lo que queda atrapado de la ventana hacia dentro


15. O las palabras, que causan el espanto de los pensamientos al nombrarlas y dibujarlas como lo que pretender ser.
16. Ese sinsentido es lo que hace girar pensamiento de manera circular, planteándose un centro del cual no se está seguro o no puede saber exactamente de lo que trata ese punto al cual se refiere y está tratando de explicarse.
17. Y así, el continuo movimiento, quizá la única certeza, hace girar a un mundo viejo y cansado que no tiene ganas de hacer las cosas por sí mismo.




18. Abandonando el sueño, todo le recuerda el contraste al mundo que se acaba de despedir, apoyado en la almohada y figurado entre las sábanas retorcidas, y más crudamente siente recomponer poco a poco los deberes cotidianos, las obligaciones materiales y olvidarse de la más importante (o la preferida por sobre todas) de las actividades metafísicas.
19. Pero no. Sin quererlo, sin desearlo, una imagen le salta a la mente que parece no provenir de este mundo despierto, ni de algún mundo pasado. Es una imagen fuerte, pero imprecisa, clara, pero indescriptible. Contiene más sensaciones que formas. Y en un acierto del pensamiento, se da cuenta que se trata del sueño. El sueño es una secuencia que ocurre dentro suyo, pero que no depende de usted. Lo tiene a su soñador como protagonista de todos los hechos, pero generalmente no puede tomar partida en lo que pasa. Ahora, esta imagen que usted recoge involuntariamente, sin haberla llamado, ¿qué significa? ¿Por qué transcurre cuando uno está, como se dice, fuera del mundo? Quién pudiera saberlo. Si no lo sabe usted, amigo, no nos mire a nosotros, que menos idea podemos tener de sus asuntos. Esto no es nuevo. No es la primera vez que sueña, y por dios, que no sea la última. Algo sagrado tienen, así como algo gracioso, porque no puede evitar reírse cuando recuerda que en su sueño ha estado en la guerra. ¡En la guerra! Sí, en las mismas trincheras. Pero el detalle está que esas trincheras no tenían países, ni enemigos a los que combatir, ni siquiera se ven las bombas volando construcciones ni las armas aniquilando seres humanos. Tampoco nadie a la vista que lo acompañe en su ligar de batalla. Curioso, nadie pelea, nadie muere ni nadie mata. Parece que nadie combate por un ideal. Pero todo este tipo de detalles no le llaman la atención. A los pocos segundos se olvida de su trinchera y recuerda que había algo más en su sueño. Una mujer. ¿en el campo de guerra? No, ya no se encuentra en medio de la batalla, donde nadie muerte por lo que no cree. Ahora sólo hay una mujer. ¿La conoce? Aparentemente no. Y aunque haga fuerza por recordar su rostro, este posee cada vez menos materia y se disuelve. ¿Quién era esa mujer? Por lo que se veía, en el sueño la conocía. La conocía y la amaba, porque no bien puede acercársele, la besa. Y ella se deja besar. Pero la mujer, en ese momento, desaparece. ¿Y luego, que sucede luego? Usted comienza a correr, debe hallarla. No todos los días se encuentra una hermosura así y se deja besar. ¿Por qué tenía que desaparecer? A los pocos pasos de su carrera, se da cuenta que no está usted persiguiendo a alguien, sino que detrás suyo, alguien lo persigue, y le está pisando los talones. Corre y corre, pero las piernas no le andan. Da pasos y permanece en el mismo lugar. Mira hacia delante, se encuentra una puerta, su escapatoria, y la abre. Adentro, el mismísimo Hamlet en plena ejecución de su papel. Después de eso, nada. Usted no recuerda nada. O por lo menos nada concreto. Todo es demasiado difuso como para ponerlo en palabras. Ya de por sí es ridículo pensarlo. ¿Halmet? ¿A quién se le hubiera ocurrido?
20. Nada parece acercase al mínimo sentido. De pronto, al recordarlo, siente una nostalgia lejana por aquella mujer que se desvaneció. Si tan solo pudiera seguir soñando, iría tras ella y la buscaría. No sabe dónde se halla, pero en algún lugar tiene que aparecer. Tal vez si se concentra mucho y lo desea… no, no es magia. Ese beso, por breve y efímero que haya sido, lo valió. Mire a lo alto y cierre los ojos. Mientras más piense en ella, más desaparece.



21. De nada sirve quemar los cigarrillos atónitos uno tras otro.
22. Usted ya lo ha comprobado muchas veces.
23. La noche amenaza en un par de horas asesinar al día. Día, que sólo en los momentos más optimistas perece no estar apuñalado de muerte y simula abandonar la carrera eterna que no vimos empezar y no veremos concluir sino con nuestra primera y ultima mirada al cielo.


24. Si bien cada vez que despierta es como si fuera la primera vez, como si los tantos días que amanece fuera completamente inédito y distinto al anterior o al que vendrá, lo ataca un interrogante:
25. ¿Cuál será el motivo por el cual levantarse definitivamente de la cama, por el que se abandonará de una vez por todas el lecho caliente que tanto placer otorga?
26. Se ríe, aún con los ojos cerrados. Sabe que no todo el mundo disfruta de esto tanto como lo hace usted, pero es por esto mismo que le cuesta tanto dejarlo. Parece que hace siglos que está postrado en posición horizontal, pero no han pasado sino segundos desde que se dio cuenta de que ya no dormía. Esos segundos pueden convertirse en minutos, horas, días si se distrae. Pero da igual prolongarlo hacia el infinito, si de todas maneras una vez que esté caminando por la calle, no va a recordar absolutamente nada de este lapso matinal que lo debate entre devolver lo al mundo o permanecer acurrucado en los retazos de un sueño irreparable. No a todo el mundo le cuesta tanto ponerse de pie en un salto y abocarse a las obligaciones diarias. Pero ¿cuál es el motivo para levantarse definitivamente de la cama? Piensa, piensa, y una vez que lo halle, tome fuerzas y póngase a andar.
27. Algún motivo, ninguno, ¿el trabajo? Si usted no tiene trabajo, eso que usted hace no puede llamarse trabajo. Bueno, digamos que no tiene que levantarse a ir a trabajar.
28. ¿Algún plan elaborado con anterioridad? No, aquí surge un inconveniente: no se han hecho planes para el día de hoy.
29. Ni libros por leer, ni calles por recorrer, ni mujeres a las que besar.
30. ¿Cuál será el hilo conductor que atraviese los días, les de coherencia, los ordene de mayor a menor, de más grande a más chico, de más importante a lo simplemente vano; los clasifique y destaque aquellos que valen la pena ser recordados, y los tantos otros que se olvidarán?
31. Evidentemente no le encontró todavía respuesta certera.
32. No es el amor, no es una rutina ni un compañero de ruta. Todos ya fracasaron.
33. Lo poco que queda, lo último que se halla como una respuesta que no quiere dar por falsa por no quedarse sin qué decir a la hora de la pregunta, es que usted nomás sigue el plan maestro, que ejecuta los pasos que le dicta su instinto, una fuerza mayor que no controla, la razón suprema del ser, la que va más allá de toda lógica refutable o cuestionable, la experiencia misma de la certeza concreta de no estar equivocado o no querer dar pasos hacia atrás.
34. Por ahora no tiene un rumbo fijo, y usted no hace más que enroscarse en dilemas que lo hacen retroceder hacia lo más profundo de usted mismo, haciendo un camino caracol en donde va a terminar en un centro irreversible donde se concentran todas las sensaciones y sentimientos que lo ponen contra la pared.
35. Lo más probable es que se encuentre un mínimo de verdad en uno mismo.
36. ¿Pero dónde hallarse?


37. ¿En qué calle, rincón, en qué mesa de bar se estará usted esperando encontrar, con una sonrisa sucia de complicidad y la esperanza nunca perdida de este posible encuentro? Y si es así, supongamos que entra a un café y en una de las mesas del fondo usted mismo esté allí, tomando algo mientras espera a que usted llegue mientras ensaya frases para hacer la conversación más amena, ¿tendrá respuestas para todos los interrogantes que se le vengan a la mente en ese momento?
38. Pero en una sucia habitación de una pensión de la calle Rodríguez Pena, seguro que no se va a hallar. Si no es allí, tampoco en la cama de la habitación, ni en el sueño suscitado entre las sábanas de esa cama
39. ¿Que hacer?
40. -Ah, mierda, que pregunta.-dice Víctor y al escuchar su propia voz por fin abre los ojos.

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